La Audiencia Nacional la ha sentenciado a 16 años de cárcel y a una multa de más de 20 millones de euros de multa por distribución de un centenar de kilos de droga y por blanqueo de grandes cantidades de dinero en Panamá.
Cuando fue detenida por última anunció que pensaba retirarse de su actividad delictiva y, si salía absuelta, dedicarse a dar charlas para reorientar a jóvenes que ven en el narcotráfico un modo de vida. Un lavado de imagen cara a conseguir una sentencia benigna del tribunal.
Ana María Cameno es una mujer cincuentona de pelo rubio teñido, cuerpo fibroso, pechos asiliconados y labios marcados en un rostro sometido a varias operaciones de cirugía estética. Se inició a los 14 años pinchando discos en bares de Burgos, su tierra natal. Perteneciente a una familia del Opus Dei y educada en un colegio de monjas, quería romper con su pasado.
El trabajo como disc-jockey le permitió cambiar de ambiente y emprender una nueva vida que la encaminaría por derroteros peligrosos. Adoptó el nombre artístico de ‘DJ Anita Dinamita’ y se prodigaba en establecimientos en los que la cocaína y los psicotrópicos se mezclaban con la música trance y el baile desaforado.
Tugurios en los que se relacionaba con gente joven del mundo de la noche y del delito. Hasta que acabó enamorándose de un joven que la introdujo en los bajos fondos. Empezó a dedicarse al trapicheo de droga a pequeña escala. La Policía la detuvo pronto, en cuanto inspeccionaron su casa. En el registro hallaron pastillas. Mercancía que solía repartir en otros locales de diversión a los que se trasladaba a bordo de su Harley. Fue sentenciada a tres años de presidio y a una multa de 25 millones de pesetas. Corría el año 1992.
TRAFICANTE A GRAN ESCALA
Su estancia tras los barrotes en Carabanchel le fortaleció en su primigenia idea de no depender de nadie y vivir holgadamente del delito. Cuando regresó a la calle se reincorporó al negocio de forma decidida. Ascendió escalones rápidamente en una actividad dominada por los hombres y en la que se trabaja mayormente a base de testosterona. Se convirtió en una de las traficantes más respetadas.
–Sobrevives por la inteligencia y por las cualidades que tenemos las mujeres. En el mundo del narco hay personas que se enfrentan por el hecho de demostrar quien tiene más huevos y yo no era así. Siempre trataba de evitar que se matasen entre ellos. Me he pasado toda la vida cuidando a valientes, guardando sus secretos. Ellos necesitaban cosas que yo conseguía porque generaba confianza.
Fue condenada en 2011 tras ser detenida en una operación en la que se desmanteló el mayor y más sofisticado laboratorio de cocaína de Europa. En dicha operación fueron incautados doscientos setenta y seis kilos de dicho estupefaciente y un par de millones de euros en efectivo.
–Como en España nos gusta copiar y en EE. UU. tenían a la Reina del Sur, pues se inventaron lo de la Reina de la Coca. Es todo una operación de marketing que montan los polis para ascender y repartirse todo lo que tienes. Si no estuviese megaoperada, no tuviese estas tetas, no fuese pija y rubia nunca habría entrado en prisión.
Recuperada la libertad volvió a las andadas. Y de nuevo la Policía la arrestó. Fue en 2014, en La Línea de la Concepción (Cádiz), junto con otras diez personas. Les incautaron cien kilos de farlopa y ciento cuarenta y ocho mil euros. Pese a todas las precauciones que había tomado, desde que abandonó la celda, y su minuciosidad en el trabajo, la pillaron. Su captura se realizó gracias a unas escuchas grabadas en los automóviles de alta gama en los que se desplazaba.
Fue considerada por la justicia como la cabecilla de la trama, junto a su entonces pareja, José Ramón Mora Parra. Regresó a la cárcel, donde estuvo otros cuatro años con tratamiento similar al que se daba a los yihadistas. Agotado el plazo máximo de prisión preventiva tuvo que ser puesta en libertad.
Tuvo la suerte de que las grabaciones, aunque habían sido autorizadas por un juzgado, fueron anuladas por la Audiencia Nacional en base a la inexistencia de una habilitación legal dirigida a realizarlas dentro de los coches.
Tanto ella como su compañero sentimental disfrutaban de un alto nivel de vida pese a que no disponían de actividad económica alguna. Habían adquirido varios inmuebles y vehículos y disponían de grandes cantidades de dinero en efectivo. Cuando iba de tiendas utilizaba el falso nombre de “Marta Sánchez”, aprovechando que tenía cierto parecido con la cantante, y así ocultaba su identidad real por el elevado importe de sus compras. Sobre todo, en la conocida milla de oro de Madrid. Sólo en joyas se gastó más de 50.000 mil euros. Iba dejando demasiados rastros, que trataba de ocultar, cuando oficialmente carecía de ingresos reales.
Los investigadores contaban con pruebas de que mantenía relación permanente tanto con suministradores de droga como con los responsables encargados del transporte. Y que su novio y compinche se ocupaba de los pagos correspondientes a las ventas; también de los contactos con la red que garantizaba la ocultación de los fondos.
Como le seguían los pasos de cerca hallaron 48.750 euros en la papelera de una cafetería de Majadahonda en la que momentos antes había estado Cameno. Después, en un registro domiciliario en su casa de dicha localidad de la sierra madrileña, incautaron cuarenta y cuatro kilos de coca, por un valor de casi seis millones de euros, así como una pistola Baikal con silenciador, 28 teléfonos móviles, una báscula de precisión y una prensa hidráulica con moldes. Y en el interior de un todoterreno tenía un compartimento oculto, tras los asientos traseros y el suelo del maletero, en el que ocultaba más paquetes de farlopa valorados en casi otros seis millones. En el momento de detención llevaba 87.000 euros escondidos bajo su ropa interior.
A la gente que trabajaba para ella también les pillaron importantes alijos cuando se desplazaban, para distribuirlos, por diversos puntos de nuestra geografía. Por todas partes aparecía droga y dinero.
BLANQUEO DE DINERO Y ACUSACIONES CONTRA LA POLICÍA
Esta operación de las autoridades supuso la desarticulación de su red de narcotraficantes, que había montado una estructura para blanquear las ganancias en productos financieros y mediante transferencias a Panamá. Utilizaba a un tercero que disponía de un entramado societario para proceder al lavado del dinero e integrarlo en el circuito legal.
Una grave infección en una sus prótesis mamaria hizo que la trasladaran desde la cárcel al servicio médico de urgencias, donde fue intervenida para extraerle el implante. A consecuencia de este percance el juicio fue aplazado sine die. Mientras continua poniendo de manifiesto que no se siente culpable por haber vendido droga.
–Soy un personaje que se ha inventado la Policía para que nadie hable de las otras mafias que operan en España con su beneplácito. Porque las drogas es un negocio hasta para el Estado y está todo controlado por la Policía. No hablan de los personajes que tienen muertos encima. Yo soy una persona normal que no da miedo. Hay miles de traficantes que no salen en ningún lado.
Y, encima, con graves acusaciones contra los cuerpos y fuerzas de seguridad.
–Van a por ti porque quieren quedarse con tus cosas, porque saben que tienes dinero. De mis diecisiete relojes que tenía, sólo figura como incautado uno en el sumario. ¿Quiénes se quedaron los demás? Me quitaron hasta mi perro, mataron a mis animales, y si hubiese tenido un hijo también me lo habrían quitado. Es una macrohistoria para repartirse todo.
En un antebrazo luce un tatuaje con la palabra omertá. La ley del silencio, algo de lo que le gusta blasonar.
–Me entregaron porque sabía que no iba a hablar. Si me pasa algo ya he dejado todo organizado para que salga todo a la luz. Los míos no me van a matar porque no debo nada a nadie y no he hablado de ningún compañero. Los que tienen que tener miedo son los policías corruptos.
Acusa con fuerza. Sin miedo.
–No soy una chivata y no voy a ser una confidente como el 80% de los narcos de este país que están capados por la Policía y que me han vendido a mí. Ahora no tienen ni los huevos de mirarme. Les meten en alguna causa y son como perros a los que les extirpan los huevos. Se convierten en sumisos. La Policía les deja operar pero siempre controlando ellos todo porque es imposible meter droga en España sin el apoyo de la poli. Les dejan actuar porque ellos cogen algo de vez en cuando y ya hacen sus estadísticas.
Y desmitifica a los capos españoles. Apunta a Sudamérica.
–Los amos están al otro lado. Aquí no hay organizaciones delictivas de españoles y por eso han venido las mafias extranjeras de las cuales no hablan porque hasta la Policía tiene miedo. En España no hay dinero para financiar esas operaciones, no hay ningún jefe ni dueño de nada. Los dueños y señores son los que producen la coca y están al otro lado donde realmente se puede pagar un kilo a dos mil euros. A ver qué español va a tener veintisiete mil euros para un kilo que es lo que cuesta aquí.
Muy dada de siempre a la santería cubana, devota del dios Orishá, es dada a rituales santeros que «purifiquen nuestras almas». Claro que podía empezar por la suya…
Historia que cuento detalladamente en mi libro “Perfume peligroso”, junto con el de otras mujeres delincuentes actualmente en prisiones españolas. En la imagen, la “Reina de la Coca” y uno de sus laboratorios.