Dos universitarios, íntimos amigos desde la infancia. Uno de ellos, Juan Martín Montañés, llevaba la voz cantante. Le dijo una tarde que subiese a su casa. En un descuido golpeó fuertemente en la cabeza a Javier Suárez con una pata de hierro de una mesa. Una vez caído al suelo, lo acuchilló en el corazón.
Tras descuartizarlo en la bañera, envió cartas al padre de la víctima simulando un secuestro. Exigía 12 millones de pts. El cadáver lo arrojó, repartido en cinco bolsas, en una escombrera. Y el dinero lo iba sacando de diversos cajeros, hasta que fue detenido por la policía que había montado estrecha vigilancia en torno a los mismos.
Afirmó que era un triunfador, que no le importaba la vida de los demás y que, al fin y al cabo, no iba a estar más de dos décadas en prisión. Ocurrió en 1991.
No le faltaba razón, pues aunque fue condenado a 36 años tan solo cumplió 15 porque supo aprovechar todas las reducciones de condena. Posteriormente fue detenido por otros delitos. Lleva tiempo en libertad.