¿De verdad quieres conocerme?

No te asustes por mi aspecto, al menos, no todavía.
Ese de la foto, no soy yo, lo tenía alguien que tú conoces al lado de su pantalla.
No se quien o qué soy, ni siquiera sé donde estoy, pero sé quién eres y sé dónde estás.
Se que te doy miedo, repulsión, ¿asco? No… seguro que has visto cosas más repugnantes que yo, pero a diferencia de esas otras cosas que has visto, a mi me gusta morder, y tengo hambre.
No pretendo que le des a me gusta, dudo mucho que a nadie le pueda gustar algo como yo…
¿quizá le gustaba a mi madre? No lo sé, ni creo que pueda preguntárselo ya, a pesar de que aún conservo su cabeza en mi nevera.
Por cierto…
¿echas de menos a alguien? ¿hace unos días que no se conecta esa amiga tuya? Si, ya sabes, aquella chica morena, tan simpática, y tímida… ¿de donde era?… no lo recuerdo, soy tan malo con los nombres…
¿la notas a faltar? Yo no… pero piensa, piensa, verás como tú sí.
No sé qué edad tengo, ni siquiera sé si naci, o fui un experimento de algún demente, quizá, mi madre nunca fue mi madre biológica, sino un alma caritativa, que me adopto, sacándome de la basura de algún laboratorio de mierda.
Pero tampoco puedo ya preguntárselo, debí hacerlo antes de descuartizarla, cuando aún tenía lengua para poder hablar…
Hace algún tiempo descubrí lo que llamáis Facebook, es increíble todo lo que puedo saber de vosotros a través de vuestras publicaciones, y descubrí que tengo la facultad de desplazarme junto a cualquiera que esté conectado.
No, no hace falta que sean mis amigos, de hecho, no recuerdo haber tenido nunca algún amigo. ¿tu le darías a “añadir a mis amigos” a algo como yo?
Hubiera sido divertido tener uno, para oírlo gritar de dolor, mientras le arrancaba los ojos, pero nunca tuve esa suerte.
No me preguntes como lo hago, para presentarme en tu casa, si ese fuera mi deseo, solo sé que lo pido con todas mis fuerzas, tapándome los ojos con las manos, ya que no puedo cerrarlos, no tengo párpados.
Es horrible no tener párpados, los ojos se resecan, y duelen, duelen mucho, y no dejan de lacrimar, pero las lagrimas caen hacia el suelo, sin humedecerlos, porque no hay párpados.
Y empieza a destrozarme el cerebro un dolor intenso, agónico, insoportable, como si miles de jeringuillas se clavaran en el entrando por mis orejas, hasta hacerme desear mil muertes… hasta que de pronto, el dolor cesa, y estoy ahí, detrás de ti, sin hacer ningún ruido.
Tu amiga, si, esa que echas de menos, que hace algunos días que no se conecta, fue la última de mis visitas nocturnas.
Aparecí en su muro, como ahora me aparezco en el tuyo, y le pedí que compartiera mi foto, para conocer a más gente, quiero conocer gente, A TODA LA GENTE, pero la muy estúpida no la compartió, se asustó de mi aspecto, y apagó el ordenador.
Pobre estúpida, tarde, ya era demasiado tarde, para compartir mi foto.
Aunque yo, si pude compartir sus intestinos con las ratas del callejón, para mí, nunca es tarde.
Y aquí estamos, solos tu y yo.
¿Te gustaría conocerme? ¿de verdad quieres conocer mi aspecto

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